Hoy día, la apariencia se ve como algo primordial en la sociedad. Estar bonita y bien arreglada es casi una obligación. Para mantenerse «en la moda» es necesario tener recursos e infelizmente, eso es algo que no todos tienen. Tener una buena apariencia puede ser importante, pero hay un límite: la apariencia es superficial y pasajera.
La belleza estética puede lograrse con recursos y productos, pero la belleza verdadera no se alcanza con dinero. Esa belleza no viene de la hermosura, sino de las buenas acciones. Una mujer temerosa de Dios siempre será elogiada y será una referencia para todos.
El temor del Señor es el principio de la sabiduría (Proverbios 9:10) y una mujer sabia edifica su casa (Proverbios 14:1). Busca atraer los ojos de Dios y sé una referencia suya para los demás.