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¡Cristiano, alégrate cuando seas perseguido!

Alégrense y llénense de júbilo, porque les espera una gran recompensa en el cielo. Así también persiguieron a los profetas que los precedieron a ustedes.
(Mateo 5:12)

Cuando Jesús dijo esas palabras estaba predicando el conocido “Sermón del Monte”. Con esas enseñanzas él expuso un resumen de los principios prácticos y los valores del reino de Dios. Las “bienaventuranzas” marcan el inicio de ese gran discurso en el que se presentan los patrones invertidos de la vida “más que feliz ” que los cristianos pueden experimentar.

Cuando vivimos la fe en Cristo de forma verdadera e intencional el mundo se opondrá e intentará injuriarnos y maltratarnos. El Señor nos enseña a llenarnos de alegría y contentamiento cuando seamos perseguidos por su causa. ¡La obra de Cristo es muy preciosa! Vale la pena pasar por contrariedades y afrentas por la fe. ¡La recompensa que Dios traerá será mucho mayor!

Alégrate en la persecución:

  • Ora diariamente a Dios. Pídele orientación y sabiduría para saber lidiar con las persecuciones.
  • No te desanimes en tu andar con Dios por causa de las dificultades que enfrentas. El Señor está a tu lado en cada momento y te sustenta.
  • Fortalece tu fe todos los días con la Palabra de Dios.
  • Alégrate, alaba y agradece por el privilegio de ser perseguido por causa de Jesucristo.
  • Intercede por la Iglesia perseguida en todo el mundo. Hay millares de cristianos que sufren constantemente atentados contra su vida y otros daños por causa de la fe.
  • ¡Permanece fiel al Señor! Recuerda el ejemplo de sufrimiento de los discípulos, los apóstoles y del propio Señor Jesucristo, quienes aun siendo perseguidos, en prisión, bajo amenazas de aflicción y muerte fueron fieles hasta el fin.
  • ¡Cuidado que no seas perseguido por mal testimonio o por actuar sin sabiduría!

Para orar:

Querido Padre celestial. Gracias por estar siempre a mi lado aun cuando me ofenden, me tratan con injusticia y me persiguen por ser cristiano. Ayúdame a soportar las dificultades manteniendo firme la fe y dando un buen testimonio por dondequiera que voy. Enséñame a estar alegre en las aflicciones y trae a mi mente aquello que me da esperanza. Bendice a todos los hermanos que sufren persecución en todo el mundo. Te pido esto y te agradezco en el nombre de Jesús. Amén.