Vivimos tiempos llenos de crisis graves y problemas de diferente índole en todo el mundo. Hay una crisis de valores y de principios morales que va degenerando en todo tipo de corrupción, abusos de poder, juegos de influencia, criminalidad y tantos otros prejuicios sociales que hemos vivido. El pueblo sufre las consecuencias de un problema que no es solo del gobierno sino de toda una nación muy necesitada de Cristo.
¡Es tiempo de que el pueblo de Dios se levante en clamor y arrepentimiento por sus pecados! Que acuda a él con oración humilde y perseverante apartándose de todo lo que es malo para que el Señor intervenga con gracia y misericordia a favor de su país.